El domingo podamos un árbol, quitamos como tres ramas grandes que ya estaban secas y que estaban tirando muchas ramitas, fue bastante laborioso ya que por la altura de las mismas hubo que subir al árbol, amarrar las ramas que se iban a cortar, cortarlas, limpiar las ramas todavía arriba del árbol y finalmente bajar la basura.
El lunes tome algunas de estas ramas, especialmente algunas gruesas y las termine de limpiar ya que me acordé que en alguna visita a algún hotel en Puebla tenían cortes de troncos para poner la comida caliente y me parece que vi en algún lado una pieza más pequeña como pisapapeles, de hecho desde hace algún tiempo tengo un par así en mi escritorio de unas ramas aún más pequeñas de otro árbol que podamos el año pasado.
Así que decidí intentar algunas formas distintas, anchos diferentes y porqué no usar un nudo que por ahí había quedado para ver si salía alguna forma interesante y porque no, probar entre mi sierra de poda y mi serrucho y la sierra caladora, el resultado fue que la sierra caladora tiene algún problema con lo disparejo de la madera pero si lo logra con buena sujeción, los dientes de la sierra de poda avanzan más rápido pero al ser más corta que el serrucho cansa mas rápido y por supuesto el serrucho hace un gran trabajo pero se percibe más lento, todo esto va a cuento por el título de la entrada, sale mi hijo mayor me ve cortando ya una pieza más bien pequeña, el nudo para ser exactos y exclama “oh, el aserradero” como si de verdad fuera una operación en grande, en todo caso acompañemos esta entrada con algunas fotos.
En cosas curiosas, hace meses estaba viendo una serie en Netflix donde el tema central es un aserradero, porque justo me preguntaba por qué no carpinteria y ahora que lo escribía creo que ninguno de mis chicos conoce una y si vio el ya mentado de cuando estuve viendo la serie en la TV de la sala.
Fotos que habrían sido buenas, serían las de la poda, pero como no estaba cómodo y estaba trabajando solo, no las hay.