De masa madre, pan y freidoras de aire

No hace mucho en una reunión por la elección de un vino, dije que aunque había ampliamente para elegir 2019. 2020. 2021 y 2022, evite el 2020 porque no me traía atractivos recuerdos, por ahí alguien comento que tampoco debería ser muy bueno el vino de ese año ya que hubo pocas o ningunas manos para recoger las uvas, pero más allá de la anécdota jocosa se prestó para escuchar y recordar como se ha dicho más de una vez, que no fue que todos estuviéramos en el mismo barco, todos nos encontramos en el mismo mar, pero cada quien capeo distinto la tormenta.

Y abundo, escuche de “cómo la pasamos en el primer mes, pensando en cómo nos íbamos a morir de aburrición”, de quien por supuesto empezó a hacer pan, le dio por cocinar y se la pasó lavando trastes, pero cocinando, de quien devoró libros, series, servicios de streaming, cultivo plantas ornamentales y comestibles, quien como yo nos pusimos a arreglar todo lo que pudimos o que teníamos en casa descompuesto o terminamos descomponiendo más, los que tomamos todos los cursos que se nos cruzaron enfrente y asistimos a una multitud de congresos que tuvieron que realizarse de manera virtual y a los que normalmente no podíamos asistir por los costos de transportación e inscripción.

La verdad no puedo quejarme porque en efecto, aunque la cocina no es mi fuerte y si hice algunas de esas y un poco al Arduino y la Raspberri le pegue, cuando pienso en esos días no puedo dejar de congratularme porque mi Área Académica colaboro de manera espectacular a la continuidad de las actividades de la universidad y estuvimos capacitando y apoyando a casi todas las demás Áreas y a varios proyectos que lo solicitaron, hubo trabajo para dar y regalar, nunca estuve de acuerdo en como los expertos de la dirección de Informática resolvieron y en la practica muchos seguimos usando el servidor del cuerpo académico, lo malo y no tan divertido fue que se recortó el estimulo de siete niveles a tres y en retrospectiva mucho del trabajo realizado no contó en el catalogo…

La verdad capeamos el temporal, de esa platica al menos me alegro que mis conocidos y amigos con todo no la pasamos tan mal, y que seguimos aquí y podemos reírnos y bromear con algo que hace apenas tres años me parecía el fin de la civilización como la conocíamos.

En fin que a todo esto un tinto 2021 y otro 2022 ambos Cabernet fueron lo que trajeron este debraye a mi memoria aunque solo nos tomamos el primero y los demás prefirieron cerveza, de esa que en abril de 2020 se acabó en el país y que costaba mucho más cara que el dólar… así las cosas en retrospectiva, ni hice masa madre, ni tuve freidora de aire, pero seguimos por acá, igual capeando el temporal ahora con distintas razones de la misma forma, como podemos y con los recursos que tenemos, al menos ya no solo con cámara y micrófono de por medio.

A seguir que la nueva normalidad trajo de regreso demasiadas cosas de la vieja normalidad y de aquella idea romántica de que saldríamos mucho más gentiles, empáticos y sabios del temporal, creo ya nadie duda que igual que otras cosas fue una esperanza que se disipo muy pronto al toparse con la dura realidad.

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