Hace unas semanas al andar de compras, me entere del fallecimiento de una gran amiga. No me sorprendio porque estaba enferma, su edad no ayudaba mucho y su animo aunque alegre, se habia venido abajo.
Me dolio y me pesa no haberme despedido de ella, porque aunque su partida fue repentina, no me tome el tiempo de pasar a verla y solo me conforme con enviarle saludos con sus familiares cuando llegaba a verlos.
Doña Ema, sepa que la estime y llegue a quererla mucho, no sabe cuanto lamento no haberme despedido de usted, sin embargo hare lo posible por estar al pendiente de su «Viejo», al que empece a tomarle cariño desde que usted me hablaba de el y al que ahora que lo conozco mas, se que es una gran persona.
Gracias doña Ema por alimentarme la panza y el corazon.