En 2002, mientras krube se la pasaba viaja y viaja, tuve oportunidad de pegarme como pulga a perro y poder ir con el a Guanajuato. Confieso que la idea me parecio linda (un fin de semana para conocer no es nada despreciable), habria hospedaje, comida y chance de ver como son los demas maistros de latinoamerica.
Guanajuato es ciertamente un lugar fascinante, la arquitectura parece detenida en el tiempo, la gente en general es amable y siempre esta con la sonrisa a flor de piel. La comida es buena.
Sin embargo Guanajuato y yo no hicimos quimica, no esa quimica de ensueño que tengo con Real, Patzcuaro o Allende :(, lastima el sitio tenia potencial.
Debe ser que cuando fui hacia calor, (odio el calor), debe ser que las calles son entuertos dignos de laberinto de cuento de hadas, debe ser que bajas o subes, pocas calles estan en linea recta, debe ser que nomas no senti nada al estar ahi 😛
De lo que mas recuerdo de ese viaje, fue que camine, camine, camine y camine y senti que no llegaba a ninguna parte, platique con un niño sobre unas frutas verdes que venden con limon, chile y sal (si, me comi unas mientras el chico me contaba de su familia), subi (sepa dios como) hasta el pipila (buscando una calle :/), vi las tan temidas momias, camine por uno de los tuneles donde el Santo hizo aquella celebre peli de las momias de Guanajuato, asisti a un entremes cervantino, acabe cantando con unos alemanes en un pub =), traje un chinguero de artesanias, en general lo pase bien. Sin embargo no habria durado mas de una semana ahi.
Este año que volvi, senti que conocia mas de lo que pensaba Guanajuato. Volvi a sentir ese cosquilleo ante lo bello, muchos recuerdos se encimaban uno tras otro al caminar de nuevo por esas calles, es algo extraño, pero hasta los aromas me parecian tan conocidos y tan nuevos a la vez.
Ir al cervantino nunca fue una prioridad en mi vida, de hecho dudo volver a ir. No es la clase de evento o cosa que me muera por vivir. Sin embargo este fin de semana pasado me dejo muchos recuerdos y vivencias que espero atesorar para siempre.
En este ultimo viaje, lo mas valioso (como siempre) fue la compañia de los que amo. Y asi estemos brincoteando en el concierto de Manu Chao, o coreando a Tania en la Alhondiga, lo importante es que seguimos juntos, queriendonos y respetandonos.
El chico de los cosos esos verdes con limon, chile y sal.