Malas épocas para ser mostrenco

Estaba un día Das Mostrenco Farías Do Nacimento Filho revisando notas e información cuando, de pronto, llegó a esto:

Cratocracia

Imaginemos
que corre el año 2012. Marcelo Ebrard es candidato a la presidencia de
la república y los ciudadanos de la Ciudad de México ven su ciudad
cubierta con propaganda amarilla -propaganda que ellos mismos pagaron.
Ahora imaginemos que a un periodista se le ocurre mencionar en algún
medio que Marcelo Ebrard permitió el linchamiento de dos policias en
Tláhuac. Que chantajeó al gobierno federal para reestructurar la deuda
pública del D.F. y gastó el dinero ahorrado en pistas de hielo, playas
con chapopote y fiestas de quince años. Y que violó impunemente los
derechos de propiedad de muchos ciudadanos inocentes con el pretexto de
combatir el crimen.
El periodista en cuestión seguramente
perdería su empleo y sería acreedor a una multa, al igual del medio en
el que trabaja, el cual además se arriesgaría a perder su concesión.
¿El crimen? Decir la verdad.
En un sistema legal no puede existir el concepto de actos ofensivos. La razón es muy sencilla: lo que a mi me parece ofensivo puede no serlo para mi vecino de enfrente. A algunas personas les ofende que digan cabrón o pendejo
en televisión. Cuando yo veo televisión, en cambio, me ofende la gente
que se aprovecha de la credulidad de otros. Y estoy seguro que el
lector tiene una opinión distinta de lo que es ofensivo. Y eso está
bien. Los seres humanos pensamos de maneras diferentes. Es
esta la razón por la que un sisema legal debe únicamente de ocuparse de
lo que tenemos en común todos los individuos: nuestros derechos básicos.

Por que de lo contrario, el que va a definir qué es y qué no es denigrante será algún burócrata sin criterio, o algún politiquete susceptible, incapaz de discernir entre ideas y emociones
(¿hay de otros?). Y el que va a pagar las consecuencias de esa
ambigüedad será el ciudadano, culpable de decir algo en el momento y
lugar equivocado.
Si eso suena a tiranía, es por que de eso se trata.
La
mayoría de los mexicanos no nos interesamos en la política, y con justa
razón: los políticos son los seres más repulsivos que pueden haber.
Pero si no nos interesamos, nos arriesgamos a que hagan cosas como la
que están a punto de consumar: la nueva ley del IFE, además de atentar contra la libertad de expresión, imposibilita la participación política a cualquiera que no sea militante en alguno de los tres principales partidos políticos
En
otras palabras y aunque suene a tautología, restringe el ejercicio del
poder a aquellos que ya lo tienen. Los partidos, con su masa de grupos
sociales, sindicatos y enorme burocracia, serán los únicos que puedan
tomar decisiones. Y ninguna idea, por buena que sea, podrá ser
considerada si no sale de la cabeza de algún miembro distinguido del
PRIPANPRD. Y le quita a los ciudadanos el derecho a decir que un político o un candidato no es lo que dice ser.
La
cratocracia: el poder al servicio del poder. Y los ciudadanos que
tienen la suficiente decencia para no ser parte de los partidos
políticos, que se jodan. Y cuidado con decir algo inconveniente en los
medios, por que los políticos se ofenden muy fácilmente.

Este bloguero se distingue por hacer enojar muy fácilmente (saludos), así que esta situación me recuerda un poco a cierto especial de terror de los Simpson. Varias personas se preguntan qué se puede hacer en ante lo que se viene, yo sé bien qué se debe hacer, resistir, pero resistir realmente.

Recuerdo que mucha gente decía que Fox, el embotado mayor, era el peor presidente de la historia de México. ¿Les cae realmente? Otros dicen que su gobierno más bien fue mediocre, lo cual es cierto, ha habido mejores, como por ejemplo el de… el de… er, el de…

Un comentario en “Malas épocas para ser mostrenco

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