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La vida es como un mercado de segunda mano, donde algunos acuden a comprar sueños; objetos que otros desecharon no se levanta la vista, que se concentra en los locales sin ver nada más que eso objetos abandonados. Esperando encontrar alguna sorpresa, algo que alguien desecho sin haber usado lo suficiente o eficientemente.
Cuando por fin se encuentra un objeto perfecto algo que resalta a la vista que toma una forma, preguntas por el, con el temor de que lo que traes no sea suficiente para adquirirlo y salir desilusionado. Pero te afanas en comprar algo, aunque no sea lo que buscabas en realidad, porque salir de ahí con las manos vacías es una gran estupidez tanto empeño para no llevarse nada.
Al final sales con algo que no querías no necesitabas y que te a dejado vació. Pequeño he insignificante como una pulga.