Otra de fracasados y de vida bandida

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Hay que enfrentarse al monstruo de la vida
y tienes que hacerlo con lo que tienes a mano.
Lo único cerca era un rosal
y con el instinto de supervivencia arroje un puñado de rosas.
Agradable al contacto, al monstruo no le importuno.
Inútil era hacerlo ya que al arrancar las rosas las manos se herían con las espinas.
Es cuando te das cuenta que la confrontación directa no siempre es la mejor elección.
Después de un tiempo con las manos ya sanas corte un hermoso ramo del rosal y trate de flirtearle y con extrañas palabras convencerle que ¿que ganaba haciéndome sufrir?, el plan no era ganarme su corazón, sino que si podíamos coexistir uno cerca del otro no tendríamos que estar peleando siempre
Así la monstruosa vida y un servidor estamos uno frente al otro, ocasionalmente la muy desgraciada me pone una que otra zancadilla, ¿pero pues que se puede esperar de un monstruo como ese? y solo queda aguantarle y no tomarla tan en serio.

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