Blade runner y el chilango acalorado

El futuro nos alcanzó ya.

En el metro los piratas ya venden cds de videos y llevan una especie de portátil para reproducir las imagenes que vienen dentro de su producto.

Luego fui al centro histórico a cobrar un trabajillo que hice en febrero, que apenas orita me están pagando (Mi mamá me había dicho que no debía ser un rapero, porque luego me iría y con negras saldría, pero creo que ser freelancer es _pior_), regresando me di el lujo de caminar de Bellas Artes hasta el metro Hidalgo por en medio de la calle que pasa frente a la Alameda, cual si estuviera en mis viejas épocas tampuerqueñas(XD).

Delante de mí veía el monumento a la Revolución, detras de mí estaban el Palacio de Bellas Artes y la Torre Latinoamericana; a mi derecha el Hemiciclo a Juárez y bajo mis pies, tierra y polvo, poca gente a mi alrededor y la que había, dentro de la Alameda, tenía un aspecto siniestro, por dar algún término.

El eje central es un zoco árabe, la tecnología me rodea, todos podemos poseer un cachito de tecnología que hace unos 5 o 10 años era impensable, pero nuestra calidad de vida cae, y no lo hace despacito.

El ciberpunk ha pasado a convertirse en realismo socialista.

Pero bueno, aún me quedan ganas de estar en este mundo un largo rato: en días pasados alguien me hizo notar que andaba de extraordinario buen humor… y es cierto, andaba de muy buen humor.

¿A qué se debía? pues nada, que el calorcito tibio que se dejó sentir en la Ciudad de México por unos 10 días me calentó un poco el ánimo y me hizo sentir como si estuviera en un día de los que suelen anunciar la entrada de un norte
en octubre.

Hoy llovió y, en efecto, me sentí como si hubiera entrado un nortecito. Mi alma ha descansado. Lo que sí es que extrañaré oir los lamentos de los chilangos sobre el infernal calor que se dejaba sentir.

En fin, no todo lo bueno dura para siempre. 😉

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