Archivo de la categoría: Sin categoría

Antes de que termine el mes

Ha pasado tiempo desde la última vez que escribí acá.

 No es por falta de ganas, o de qué escribir, sólo es que no me lo había propuesto.

Lo que son las cosas, he estado estudiando algunas cosillas en mis tiempos libres acerda de eso que se han nombrado «memes». Los memes son cosas peligrosas, serious business, y me he percatado de muchas cosas que serían mejor ignorar, pero bueno, las cosas así son.

El Trabajo

Mi trabajo es interesante, sólo que algo matado y no era como me lo imaginaba. Sabía que iba a leer mucho, pero nunca me imaginé qué tanto y a qué velocidad. Se me pide que «corrija» 35 cuartillas por jornada… ¿no es mucho verdad? Pues depende de la definición que se tenga de cuartilla. Para mis empleadores una cuertilla consta de 5500 caracteres. una cuartilla común y corriente en el mundo editorial actual es de 1500, y si mal no recuerdo, en algún periódico, no recuerdo si era el Reforma o El Universal, consideraban que un corrector debe pasarle por encima a un mínimo de 4 cuartillas y a un máximo de 8 (dependiendo de la limpieza del texto) por hora. Una jornada laboral de 8 horas te daría entonces un mínimo de 32 cuartillas y un máximo de 64… pero estamos hablando de cuartillas de 1500 caracteres.

O sea, 5500 * 35 = 192500 / 1500 = 128.33334

El doble más una pizcacha.

¿Cómo se puede corregir semejante cantidad de letras y palabras en 7 horas? Pues hay varias formas, una es con la ayuda del corrector ortográfico del word, el cual barre con toda la basurilla (mangneto, constitcución, estan, ésto), pero no es suficiente. Uno cuando lee lo hace buscando palabras que ya se sabe que el capturista las podrá escribir mal:

Está y esta (y ésta); platica y plática; máquina y maquina; aún y aun y cosas por el estilo.

Por lo tanto, este que les bloguea corrige a puro golpe de vista. Pero aún no llego a la marca de corrección ni de lejos, mi mejor marca hasta ahora es de 105 cuartillas y fue en condiciones muy salvajes.

Diciembre me gustó…

De hecho diciembre me sigue gustando, es uno de mis cinco meses favoritos junto con enero, julio, noviembre y abril. Hoy comienza la versión 2007 de este mes tan lleno de paz, amor, comida, atole de guayaba, comida, reuniones familiares, comida, prisas, aglomeraciones, comida, fiestas, depravación, sexo, comida… ¿dije comida?Ah sí, sí dije,y por supuesto, hay mucha comida.

Novedades:

  •  Bye bye, probeza felina
    Este que les escribe ha tenido apuros para subsistir este canijo año, a mediados tuvimos una bonanza que desafortunadamente se detuvo por equis razones, afortunadamente tuvimos varios golpes de suerte que me hacen sospechar que aquello de que los que nos dedicamos a este bisne de las construcciones gramaticales nunca nos vamos a morir de hambre es puro realismo socialista.

    El golpe más fuerte lo dimos durante esta semana al conseguir chamba en una empresa de monitoreo de información como (¿de qué más?) corrector. Con esto, y el próximo año editorial que se va a dejar venir más temprano podré asegurar, por lo pronto, algunas mejoras en nuestro reducto.

  • Ahí vienen los coreanos
    La semana pasada fui invitado a la presentación de una colección de nuevos libros, ¿qué tiene eso de raro? son libros que fueron escritos en coreano y cuya traducción de uno de ellos corregí. Estos dos muchachos son buenos, realmente buenos, la guerra que dividió la península, por un lado, y el modo en que un doctor resuelve la aprehensión de un alma consternada que cree ser un huevo frito muestran el oficio de los escritores de aquellos lares. Ya quisieramos tener 10 de ellos aquí en la Suave Patria.

    Había oído que el arte que produce un pueblo es un modo eficaz para medir su estado. Siendo asi, Corea anda muy bien y México… bueno, eso ya lo saben.

    La secuencia es lógica, he visto que es así: animación, cómics, videojuegos, películas, libros…

Malas épocas para ser mostrenco

Estaba un día Das Mostrenco Farías Do Nacimento Filho revisando notas e información cuando, de pronto, llegó a esto:

Cratocracia

Imaginemos
que corre el año 2012. Marcelo Ebrard es candidato a la presidencia de
la república y los ciudadanos de la Ciudad de México ven su ciudad
cubierta con propaganda amarilla -propaganda que ellos mismos pagaron.
Ahora imaginemos que a un periodista se le ocurre mencionar en algún
medio que Marcelo Ebrard permitió el linchamiento de dos policias en
Tláhuac. Que chantajeó al gobierno federal para reestructurar la deuda
pública del D.F. y gastó el dinero ahorrado en pistas de hielo, playas
con chapopote y fiestas de quince años. Y que violó impunemente los
derechos de propiedad de muchos ciudadanos inocentes con el pretexto de
combatir el crimen.
El periodista en cuestión seguramente
perdería su empleo y sería acreedor a una multa, al igual del medio en
el que trabaja, el cual además se arriesgaría a perder su concesión.
¿El crimen? Decir la verdad.
En un sistema legal no puede existir el concepto de actos ofensivos. La razón es muy sencilla: lo que a mi me parece ofensivo puede no serlo para mi vecino de enfrente. A algunas personas les ofende que digan cabrón o pendejo
en televisión. Cuando yo veo televisión, en cambio, me ofende la gente
que se aprovecha de la credulidad de otros. Y estoy seguro que el
lector tiene una opinión distinta de lo que es ofensivo. Y eso está
bien. Los seres humanos pensamos de maneras diferentes. Es
esta la razón por la que un sisema legal debe únicamente de ocuparse de
lo que tenemos en común todos los individuos: nuestros derechos básicos.

Por que de lo contrario, el que va a definir qué es y qué no es denigrante será algún burócrata sin criterio, o algún politiquete susceptible, incapaz de discernir entre ideas y emociones
(¿hay de otros?). Y el que va a pagar las consecuencias de esa
ambigüedad será el ciudadano, culpable de decir algo en el momento y
lugar equivocado.
Si eso suena a tiranía, es por que de eso se trata.
La
mayoría de los mexicanos no nos interesamos en la política, y con justa
razón: los políticos son los seres más repulsivos que pueden haber.
Pero si no nos interesamos, nos arriesgamos a que hagan cosas como la
que están a punto de consumar: la nueva ley del IFE, además de atentar contra la libertad de expresión, imposibilita la participación política a cualquiera que no sea militante en alguno de los tres principales partidos políticos
En
otras palabras y aunque suene a tautología, restringe el ejercicio del
poder a aquellos que ya lo tienen. Los partidos, con su masa de grupos
sociales, sindicatos y enorme burocracia, serán los únicos que puedan
tomar decisiones. Y ninguna idea, por buena que sea, podrá ser
considerada si no sale de la cabeza de algún miembro distinguido del
PRIPANPRD. Y le quita a los ciudadanos el derecho a decir que un político o un candidato no es lo que dice ser.
La
cratocracia: el poder al servicio del poder. Y los ciudadanos que
tienen la suficiente decencia para no ser parte de los partidos
políticos, que se jodan. Y cuidado con decir algo inconveniente en los
medios, por que los políticos se ofenden muy fácilmente.

Este bloguero se distingue por hacer enojar muy fácilmente (saludos), así que esta situación me recuerda un poco a cierto especial de terror de los Simpson. Varias personas se preguntan qué se puede hacer en ante lo que se viene, yo sé bien qué se debe hacer, resistir, pero resistir realmente.

Recuerdo que mucha gente decía que Fox, el embotado mayor, era el peor presidente de la historia de México. ¿Les cae realmente? Otros dicen que su gobierno más bien fue mediocre, lo cual es cierto, ha habido mejores, como por ejemplo el de… el de… er, el de…