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Después de un sábado apantallante

La gente últimamente le ha dado por creer lo peor de mí. Recuerdo que en Tampico un menso me preguntó que cuántas veces he ido a Amsterdam… que se me ve cara de conocer esa ciudad. Luego acá, en Santa Fe, un colega me dijo que me veía cara de que me iba a fumar mota a la playa. Hombre, qué glamoroso. Y después varias amigas me han dicho cosas sobre si pierdo el control fácilmente, que si la locura me llega a los aparejos, que si soy pura maldad.

En otra entrada del blog puse que mi estancia en el DF ha sido pura pasión, ¿qué pasión, Mostrencxs?, pues nah, que me fui de reventón el sábado. Después del jolgorio al que asistí me regresé a pura tracción animal a mi casa. Treinta minutos andando aproximadamente. Si mi amá leyera esto sufriría un soponcio, por fortuna es tecnofóbica, lo que sea. No me pasó nada, pero vi a la ciudad engullirse a varios en el camino. Una camioneta chocada en División del Norte y Xola, hecha talco; no me agrada ver esos asuntos. Mi jefazo dice que es de lo peor que puede pasarte en la vida, el cinturón te queda marcado en la el cuerpo, andas con el cuerpo molido varios días; puedes quedar con un costurón en la cara o en la frente; tus piernas sufrirán lastimaduras capaces de predecir nortes, tormentas y tempestades. Y yo queriendo comprarme una moto, una vez que la escuela diga que ya sufrí suficiente. Vamos bien.

Crucé delante de un sitio de taxis; mi disfraz de malora, diseñado para alejar maloras de verdad, mostró ser demasiado eficaz, sí que lo que era. Se me quedaron viendo con una cara entre espectante, retadora y levemente temerosa. Supongo que esperaban el momento en que sacara de mi rompevientos de utilería una subametralladora Uzi o alguna arma del antiguo Pacto de Varsovia. ¿Pues en qué estarán metidos, mis chavos?

Luego le saqué un susto a otro pobre menso que también pensó que sería más barato llegar caminando a casa. Llegar sólo nos costó un susto.

Cuando llegué a mi reducto tenía ganas de dormir y tampoco tenía ganas de dormir. Pensé en los casi 30 años que llevó robando oxígeno y lo poco que aún he hecho. Claro, todavía soy joven y bello… bueno, no tan joven. Pero el caso es que no siempre lo seré. La primera mitad de mi vida la pasé dando excusas de porqué no me fue bien aquí o porqué no me fue bien allá. Me acordé de mi abuelita, aquella última vez que la vi, cuando fue a despedirme de Tampico viviendo ella en Torreón, toda ella arrugada y encorvada, pero tranquila, en paz… durmiendo el sueño de los justos, tal cual. No me sorprendió su muerte, viéndola así supe que no la volvería a ver, al menos pude guardarme esa vista de ella, la recuerdo todavía, tal vez la recuerde así hasta que me muera.

¿Moriré? La evidencia indica que algún día eso pasará. ¿Preferiría morir en un estado parecido al que estoy: joven, fuerte, bello, pero sin haber desquitado todos los recursos que consumí y sin dejar indicio de que estuve dando guerra por estos lares? ¿Sería mejor morir tras una vida larga y fructífera, pero viejo, débil, incontinente…? ¿Sin poder saltar, correr, cargar algo pesado o simplemente caminar… o ver u oír… o después de una larga agonía?

Uno abré el periódico y lee que murieron miles de personas en un accidente ocurrido en un lugar que no es Aquí, bostezas, vas a la esquina, te enteras que murió un conocido: un amigo, un vecino, alguien que te caía bien… qué relativo es todo. Qué mal no tener nada mejor que hacer que pensar tarugadas o escribirlas sabiendo que tienes un examen al día siguiente y te estás muriendo de sueño. O soñando que te ganas el Melate o que te regresas a tu puerco paraíso tropical a trabajar de alijador o que vives en un mundo donde los celulares no tienen alarma diaria o que los celulares saben que tú quieres que no suenen y ellos, respetuosamente, se limiten a guardar silencio.

Y todo este chorote comenzó porque tengo la sospecha de que la gente cree que soy de lo peor; que mis vicios públicos y privados, reales e imaginados, me llevarán a la perdición, que más que ir a la perdición ya tengo, bien estampada en el cráneo, la etiqueta de «perdido»… bueno, quizá sea un poquito dado a molestar al prójimo, pero que me tiré el primer plomazo aquel que no haya hecho alguna vez lo mismo.

Mejor me pongo a estudiar.

RTM Mostrencxs

Récord

El récord que logró Bob Beamon en los Juegos Olímpicos de esta divertida ciudad siempre me ha fascinado. ¿Cómo rayos pudo alguien lograr, con los métodos de entramiento y los conocimientos de medicina del deporte de entonces, algo que incluso actualmente es difícil de lograr?

Siempre he sostenido que la mentalización es una parte importante de cualquier éxito, sea deportivo o no. Recuerdo a cierto hombre fuerte llamado Mighty Atom que era algo chaparrón ni tampoco tenía nada que ver el fisicoculturista promedio aunque si estaba fibrudo el muchacho. Su número consistía en hacer moños con barras de hierro y cuando batallaba para doblar alguna barra repetía esta letanía a manera de mantra:

«Yo soy una persona y tú eres una humilde barra, yo tengo voluntad y tú no; soy más fuerte que tú entonces; es tu deber doblarte, te vas a doblar, te doblarás… vas a doblarte…» y la barra se doblaba.

¿Qué clase de mentalización tuvo el don Bob Beamon? Finalmente me di cuenta de lo que pasó, en este lado [url]http://observer.guardian.co.uk/osm/story/0,6903,766936,00.html[/url] en donde textualmente dice:

«…But the great Bob Beamon claimed that the only time he had sex immediately before a long jump competition was on the eve of his world record-shattering performance at the 1968 Mexico City Olympics.»

O sea… No fue Bob Beamon el que saltó, fue el amor posesionado de su cuerpo. Qué bonito, eso lo explica todo.

Saludos RTM
(Muy cursi esta noche de domingo)

Fascismo: entendimiento qué es en la Internet

En Internet la acusación de «fascista» o «nazi» suele ser muy común: «eres un fascista», «actúas igualito que un nazi». Cuando alguien quiere dejar en claro que su interlocutor está del lado de los malos y él (o ella) del lado de los buenos usa siempre esa acusación, y funciona a veces.

Pero la gente que hace eso lo hace por mala fe o porque no sabe exactamente qué es ser fascista.

¿Qué sería? Fascista viene del italiano __fasci__, grupos. El fascismo se originó con los camisas negras, cuyo nombre oficial eran __Fasci di combatimento__, grupos de combate; se dedicaban a aporrear opositores, preferentemente comunistas.

De allí se originó eso de que son como los fascistas: estás con ellos o estás en su contra, no hay términos medios. Esa actitud la hemos visto por ejemplo en el CGH durante la última huelga de la universidad y con el presidente gringo (Mr. Bush Jr.) después de lo de las Torres Gemelas, cuando le dio al mundo a elegir entre estar con ellos o contra ellos.

Por eso, niños… si les dicen «fascistas» piensen si están poniendo a elegir a los demás si prefieren estar con ustedes (así sea hasta la ignominia) o estar en contra de ustedes, tal cual, sin términos medios. Si la respuesta es no… creo que habría en efecto un fascista en el thread, pero dudo que sean ustedes.

Saludos
RTM