El domingo, en Tampico, estabamos reunidos varios otakus que
fuimos a la Rastrocom, allí salió para variar el tema de que soy
un cortado.
«Te cortaste cuando el karaoke de la última TNT», dijo el Genma.
Y yo por pura guasa respondí que mi actitud se debía al Manifiesto de Ozuluama.
Pero bueno, pasaron muchas cosas, cuando vas en un autobús
durante casi 11 horas se tiene tiempo para pensar en
muchas cosas. Y me di cuenta que lo que respondí fue lo
más adecuado que pude decir.
Y una de las cosas que dice el Manifiesto de Ozuluama, que
yo mismo redacté durante mi estadía en el tramo, textualmente:
«- Quiero ser alguien polifacético, plurifuncional y multinominal;
Hacer la mayor cantidad de actividades distintas tanto a mi
afición como entre sí. Y es que quien sólo sabe manejar el martillo
todo lo quiere resolver a martillazos. Y todas esas actividades las
quiero hacer bien. »
Por lo tanto; yo, que soy malísimo cantando, no estoy obligado
a berrear como tantos otros; no soy bueno cantando ni hay
posibilidad de que algún día lo sea. Ergo, en lugar de
desperdiciar mi tiempo fungiendo de botana de la concurrencia,
me debo dedicar a hacer algo en lo que si haya chance de que
diversión propia y ajena vivan en pacífica coexistencia. Tal vez un
performance o tal vez una charla como las que solía dar Enrique
Jardiel Porcela.
Ahora que si hay alguien que encuentre divertido berrear como
ternero en el rastro, pus órale… enjoy yourself. Sírvele de
variedad al prójimo.
¡Qué bonito!
Y hablando de charlas, los Ka-boom son un ejemplo de lo que
_NO_ es estar en la grande, a pesar de lo mucho que digan
y escupan. Mucho de lo que dicen tiene una buena dosis de
verdad y sentido común, pero su actitud de que «al final
triunfaremos triunfaremos, mis vidas adoradas, porque
nosotros somos: ¡LOS BUENOS! (ayayayayay)» como que
me suena mesiánico el rollo, onda acá medio
fascistoide, en vista de que nada más se puede ser uno
de ellos o estar en su contra. Y quienes están en su contra
indefectiblemente caerán.