
Los
días han estado pasando con una pachorra que da gusto; la cosa es
casa-trabajo-casa, leer leer leer, escribo sí, entreno sí, juego beis
no…
Y justo cuando las cosas parecen estar tranquilas,
mi antenitas de vinil detectan aire tibio primaveral. Durante años ese
aire fue una pésima influencia para mí. Me destanteaba, me desesperaba,
me hacía perpetrar tarugadas.
Hoy ya no. De unos meses
para acá de pronto dejé de sentir esa angustia. Lo que sí me está
sucediendo es que este mismo aire me pone a recordar otros tiempos
idos, en los que la violencia apenas nos daba unos 150 muertos al año
en Tamaulipas (población: 3 millones de gentes). Hoy esas 150 muertes
pueden salir en un mes en la entretenida frontera de Chiwas. Cuando
sentía que podía ser un ingeniero y las letras serían nomás un hobbie
insulso, cuando las estaciones estaban bien definidas y Territorio
Mostrenco seguía siendo semirrural.
Mis malvados planes
para avanzar al siguiente nivel van tomando forma, de poco en poco se
van perfilando; mis ideas sobre cómo debe ser un medio escrito, cómo
debe redactarse un texto, cómo hay que mantener divertida a la perrada
van a ser caladas en días próximos y extrañamente me siento contento
por eso mismo.
Es que, vamos a ser honestos, el terreno
en el que nos vamos a mover está resbaladizo, tiene muchos fiambres
regados y dos que tres zopilotes revolotean por allí. Eso significa que
antes gente que se supone más preparada, más instruida, más todo que
uno han fallado, lo significa que amablemente nos han mostrado cómo no se debe hacer.
Sobre
los escritos me encuentro también que yo pertenezco (pertenecería) a
una madre que los críticos llaman «La Generación Inexistente» porque
por ahora hay menos de 10 fulanos nacidos en la década de los 70 que
escriben más o menos bien, no hayni siquiera un José Agustín, un
Villoro, un Xavier Velazco siquiera, cuantimenos un Paz, un Fuentes, un
Arreola o un Rulfo. La crítica de hecho se lava los dientes en los
huesitos de muchos de ellos diciendo «escribe como zutano o mengano,
pero sin la gracia o el dominio».