Pues ya fui y ya regresé de Territorio Mostrenco, vi en mi viaje a Mostrenco Motherland muchas cosas que me han servido y me seguirán sirviendo a lo largo del resto del año. Pero bueno…
Cuando llegué a mi santuario personal, estuve aproximadamente un día y medio panza arriba, el viaje fue más pesado de lo esperado, había mucha neblina en la sierra y las señoritas que iban atrás de mí se la pasaron hablando toda la noche, tal como si en lugar de ir en un autobús estuvieran en una tienda de campaña, una vez recuperadas las juerzas me puse en movimiento, visité gente que aprecio por aquellos lares y después la peregrinación, después de la peregrinación regresé a mi santuario y duré un par de días en la absoluta fiaca, pero entonces pasó lo que tenía que pasar alguna vez. Vi las manos de ancianita que se le han desarrollado a mi amá, la Suprema Matriarca de Territorio Mostrenco, luego estuve muy entretenido algunos días cuidando a la Infanta Patita I y sirviendo de guarura a mi amá, también fui a la casa de mi hermana B.K la ultragal y me admiré de ver el modo en que ella ha creado un hogar que ya quisieran tener dos que tres entes que presumen de ser muy pípiris.
Sí, se supone que debería sentirme mejor que nunca, pero la verdad es que ya estaba sintiéndome incómodo, es decir, ya cumplí 30 años y mi estilo de vida no ha cambiado en gran medida a cuando estaba en casa de mis padres, sí he aprendido algunas cosas, he desarrollado algunas habilidades, pero cuando regreso a Territorio Mostrenco sigo siendo el antes.
Treinta años… me acuerdo que Sergio Zurita escribió una larga columna a manera de homenaje sobre Daniel Bisogno cuando el güero los cumplió. Decía que es ahora cuando comienza lo bueno, mi cuate Poncho __El amo del conocimiento inútil__ me dijo que en una encuesta hecha en quién-sabe-dónde se demostró que la edad que más disfrutaban los hombres del género másculino era la de los cuarenta años, y la que menos era casi unánimemente los veinte años. No me extraña nada.
Cuando se tienen 20, 23, 27 años aún estás en obra negra, te estás haciendo una personalidad, una carrera y una vida, ya cuando llegas a los cuarenta (si es que llegas) bien o mal ya tienes tu personalidad, tu carrera y tu vida y te quedan energías que derrochar, espero tener muchas si llego a los cuarenta.
Y ya que hablamos de cuarenta años, me imaginé estando en mi santuario con 42 años cumplidos tendido panza arriba, justo como estaba en ese momento, y no me resulté simpático. Es un hecho que no podré estar toda la vida como estuve y como estoy orita, algún día tendré que formar una casa, comprar una casa, muebles, dejar de vivir como gato bodeguero, hacer inversiones, comprar seguros de vida y de gastos médicos, ahorrar para la escuela de los continuadores de mi dinastía y todo lo que se dice que hacen los adultos, puesto que algún día tendré que serlo; además de preparar el retorno de mi apá cuando termine su exilio en el Estado Libre Asociado de Texas y cosas por el estilo.
También aprecié un poco más cómo somos los mostrencos, la famiglia de mi amá se quiere de un modo siciliano y quieren estar juntos todo el tiempo, pero bueno… los primos (aproximadamente 150 de edades que van de los 17 a los 50 años) no siempre tendremos que llevarnos bien, pero como los primos ya tienen sus propias familias y se llegan a juntar aproximadamente 13 crías de mostrenco en un solo sitio, aquello tiende a ponerse pesado, es como tener a 13 cachorros de tigre por su potencial destructor y de hecho hay 3 o 4 que son más destructores todavía que un cachorro de tigre. Aquello derivó en algunos pequeños altercados que el Concejo de la Mesta nunca antes había tratado, pusieron todos los ancianos el grito en el cielo y decidieron que de ahora en adelante todas las futuras reuniones se realizarían en hoteles que la famiglia rentaría para el caso, por aquello de que ya semos muchos.
De cómo encontré mi tierra, ya luego iré diciendo; mty es todo un caso también, pero también de eso hablamos luego, pero en privado (cálmate López Dóriga…)