Bueno, como lo pronosticamos en entradas anteriores, esta fecha la celebramos de manera austera y tranquila, básicamente porque el humor no está para grandes jolgorios. Fuí a casa de mi madre a la cena familiar... que la verdad no pensé que fuera tan abundante: pozole, pavo, tamales y ensalada de piña (deliciosa) hecha por mi prima Bulma.

Esta vez no hicimos el tradicional intercambio de regalos entre primos... nos falta uno así que este año no quisimos empezar sin él (ojalá que el año próximo sí podamos incluirlo), así que nos fuimos a dormir temprano.

Andaba con connato de gripa (again!) que una dosis de té (con paracetamol y demás sustancias) puso a raya y una visita que hice en el día de Navidad (pero que tuvimos que organizar desde la noche anterior) acabó de hacer que me olvidara de las molestias.

Pocos regalos materiales esta vez (sólo mi MicroVault de 512 Megas)... pero rescatamos el verdadero espíritu de la festividad: la unión familiar a pesar de los pesares y la bienvenida a aquél que vino a salvarnos... y en quien depositamos nuestra fé.

Regresé a casa con un buen botín: muuuucha comida para el "recalentado"... *chomp!*

Un abrazo a todos!