23 años…

No, no es mi edad, ni pretendo quitarmela..

Hoy son 23 años desde que aquel sismo mítico con dimesiones por todos conocidas azotara el Distrito Federal y que a raíz de ese evento cada que tiembla en la capirucha pus todos, al menos yo si, cuando salgo a la calle me imagino encontrar edificios tirados y gente corriendo desesperada, ambulancias a todo lo que da y muertos por doquier…

No ha sido sino hasta unos años atrás que cada que se llega esta fecha revivo en mi mente aquellos momentos minuto a minuto, pese a que apenas tenía 4 años, recuerdo la desesperación que significó para mi estar atorado en en una mesa, la aparente calma con que mi madre tomó las cosas, mi hermano que fue el primero en dar la voz de alerta y claro, lo que más me conmueve y que cada que lo recreo, hace que vea a mi padre como a un héroe…

Luego del sismo, él, que ya iba en camino a su trabajo, como cientos de miles de personas, abordó el metro, no sé a que dirección iba, pero si sé que cuando comenzó el sismo, él estaba ahí dentro, todo fue confusión, la luz se fue, comenzó a salir humo, el tren paró su marcha, la gente gritó, entre mi paá y otros hombres abrieron a la fuerza las puertas y como en una película, comenzaron a caminar entre la oscuridad de los túneles, cuando salió, no se que vió pero seguro no fue nada alentador…

Solo recuerdo que pasados unos minutos, desde la calle se alcanzaba a escuchar su típico chiflido con el que siempre lo hemos identificado, nunca más lo he vuelto a escuchar con tal desesperación y vehemencia, solo recuerdo que su silbido era más que nada un grito y que cuando llegó nos abrazó, llevaba su uniforme de obrero color azul marino, nos cargó y todo fue tranquilidad entre nosotros en ese momento.

Yo recuerdo que desde la ventana del edificio en que viviamos se alcazaba a ver el kinder y la primara, esta destrozada, del otro lado, en la otra calle, un Hospital recien inaugurado por el presidente de aquel entonces, creo que La Madrid, no recuerdo en este momento con exactitud, bueno estaba «rajado» a la mitad…

Después ya nomás me acuerdo de los momentos dramáticos con mi abuela al ver que estabamos bien y luego de una semana de buscarnos…

En fin, cada año me acuerdo y es algo que no puedo evitar, no es que me duela, pero si es algo que me conmueve, por así decirlo…

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