Copelas o cuello!!!

El EPR (Ejército Popular Revolucionario), organización de izquierda que surgió en 1996, cuyas actividades se desarrollan en casi una decena de estados mexicanos, fundamentalmente en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, es decir, al sur del país, dedicada a deplorar los actos de violencia y represión del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León contra un grupo de personas en Aguas Blancas, Guerrero.

Trás casi un silencio que hacía suponer su despareción resula que los estallidos de el 6 de Noviembre de 2006, en el D.F. fueron de su autoria.

En esa ocasión tres artefactos estallaron durante la madrugada, las tres explosiones tuvieron lugar en las instalaciones de la sede nacioal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) , frente al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) y frente a una sucursal bancaria al sur de la ciudad, otro más fue desactivado más tarde y sólo se produjeron daños materiales.

Sin embargo, nunca ha exisitido una clara señal de que esos estallidos hayan sido perpetrados por este grupo, sobre todo por el sigilo con el que se conducen nuestras autoridades mexicanas de máxima inteligencia, es decir, la PGR, el CISEN, la Procuraduría de Jusiticia capitalina y las Secretarías de Seguridad Pública local y federal.

Ahora, tras las explosiones de el 5 y 10 de julio en Guanajuato y Queretaro resulta que nuevamente este grupo armado del que jamás se tuvieron indicios de que desplegaran actividades en la región centro occidente del país, curiosamente se acreditan esta serie de «atentados terroristas» de los que México jamás había sido testigo y provocaba el orgullo nacional de ser una «República de Paz».

En lo personal, ese cuento me resulta un tanto difícilde creer, a pesar de que yo me desenvuelvo en un medio informativo y quiza no debería expresar mi punto de vista pero es que si resulta un tanto inversosímil esa situación.

¿porqué el EPR viene a reclamar a Guanajuato y a Querétaro situaciones que ocurrieron en el sur del país?, quizá la resupesta sería por motivos políticos, es decir, que ambas entidades donde ocurrieron las explosiones son panistas.

Pero la verdad es que eso resulta poco creible, pues la rapídez con la que las autoridades federales reconocieron como cierta la acreditación de los estallidos al EPR fue más que rápida, en menos de 6 horas dijeron, así como así que eso había sido un atentado cuando cá los medios buscamos y buscamos información y nunca se nos dijo nada, solo decían que se estaba investigando, no, eso no es lógico, menos en las esferas del Gobierno Federal que lo primero que debe hacer es negar esa situación hasta que tenga el resultado de lo peritajes y que el propio Gobernador del Estado se ha rsisitido exigió a cambio para poder creer esa historia.

Pero es mejor no alargarse en preguntas que tal vez no tengan respuesta, en circuntancias que no nos constan, de la queno hay pruebas.

Lo cierto es que los propios medios nacionales, aunque no lo dicen, existe la duda sobre la verdad en torno a esos estallidos que en efecto fueron provocados y de los que exisitó un cálculo perfecto hasta el grado de conocer exáctamente las implicaciones que traerían consigo.

Lo curioso es que a la par de este conflicto, obviamente más preocupante por el peligro que implica ya no en la economía, sino en la seguridad de miles de personas, la atención de todos los mexicanos, casí todos, ha sido desviada de otro tema.

¡Copelas o Cuello! que curioso que justo cuando un conflicto de dimensiones mayúsculas que en un principio costara trabajo creer haya sido materia de preocupación para todos los órganos de gobierno.

Desde los vecinos del norte que ahora resulta protejen al Chino multimillonario hasta las reacciones que han provocado sus declaraciones entre los representantes de gobierno.

Quizá todo lo realatado aquí sea solo un pensamiento que desde hace días rondaba por mi mente, pero hay algo que no cuadra, sobre todo esa grosera cantidad de dinero, la libertad con la que el Chino se movía y se sigue moviendo por el mundo, el nerviosismo que provoca y lo peor, el bajón que ha dado el seguimiento a su caso por atender otros problemas que de la noche a la mañana atrajeron la atención de los mexicanos.

En esto, hay mucha tela de donde cortar.

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