Hoy es la premiación, si no me hablan no hubiera preparado nada y no se que hubiese dicho, perode todos modos, aquí está un quesque discurso que hice para leer en la ceremonia…

Gracias a todos, haber como me va…

Irapuato, Gto. 07 de Junio de 2005.
Día de la Libertad de la Expresión

Hoy que en México celebramos lo dictado en el artículo sexto de nuestra constitución y que dice que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden publico; el derecho a la información será garantizado por el estado.

Este día, nos reunimos aquí para hacer gala de que ya somos un país en donde la represión no existe, donde los medios de comunicación han adquirido un papel importante en la conformación de esa tan famosa democracia y que son parte del cambio.

Se dice de los que trabajamos en los medios de comunicación que conformamos un cuarto poder, que entra en juego con los aparatos hegemónicos y que juegan a la merced del mejor postor.

Díganme si acaso, los que estamos en este lugar, los reporteros que hoy hemos sido premiados por hacer nuestro trabajo y quienes se dedican a la labor periodística tenemos la virtud de jugar con vidas, de dictar lo que ha de pasar con el futuro de una nación, o de impedir asesinatos, vejaciones y maltratos hacía quienes en otras partes del mundo, al igual que aquí nos jugamos día a día nuestra tranquilidad por el hecho de mantener informada a la gente y de presentar una realidad que a veces es tan dolorosa como la propia muerte.

Quizá sí, tal vez sea verdad que existe un cuarto poder, pero ese, ese, no lo conformamos quienes salimos diariamente a las calles a buscar la nota, a sufrir hambre, abusos, corrupción y falta de apoyos.
El cuarto poder lo conforman quienes, junto con empresarios, autoridades y demás, se pelean por ganar un mayor espacio al aire, una primera plana en los periódicos o una placa en las mejores revistas, quienes, le ponen un precio a la información, aquellos que condicionan la compra de algo tan ilusorio pero a la vez tan poderoso como lo es la publicidad.

O es que acaso las muertes de periodistas en nuestro país y en el mundo son igualmente castigadas como lo son las de quienes matan a un Primer Mandatario, a un político o a un delincuente de cuello blanco.

Nosotros que formamos parte del puente entre la ciudadanía y los aparatos de gobierno y de poder no somos más que otro empleado, como la gran mayoría de los trabajadores que, no importa a que se dediquen; pueden ser médicos, maestros, albañiles, carpinteros o costureras, todos, todos tenemos hambre y aunque por ahí existe una frase sarcástica que dice